jueves, 30 de enero de 2014

Servicios poco profesionales II


El esquilado o rasurado excesivamente corto del pelaje del perro es una práctica poco recomendable que no aporta soluciones eficientes y que puede resultar perjudicial para su salud.

No refresca al animal sino que lo deja mas desprotegido y expuesto a sufrir sobrecalentamiento y quemaduras solares. El calor.

No evita la molestia que representa la constante muda en el entorno doméstico. La muda.


Produce una trasformación que convierte a un bello animal en otro diferente restandole naturalidad y armonía. La estética


Este tipo de servicios de corte extremo son muy solicitados en las peluquerías caninas por personas faltas de información o asesoramiento a menudo guiadas por una costumbre tan arraigada en esta sociedad como es la de esquilar el perro "cuando toca" o "porque siempre se ha hecho así".

Es un servicio que llena peluquerías y centros veterinarios que ofrecen, generalmente a bajo precio, el esquilado indiscriminado de perros de cualquier raza, tipo o con características propias que desaconsejen un rasurado excesivo.

Perros con mantos que tardarán mucho tiempo en recuperar y que perderán tras varias sesiones toda su capacidad de protección, su textura, color y belleza tornándose opacos, grasos y sucios. 
Perros con problemas en la piel o con predisposiciones genéticas a padecerlos que verán incrementados los mismos. 



Cualquier peluquero canino profesional y comprometido con el bienestar de los animales a su cargo ofrecerá siempre una alternativa a la sinrazón del esquilado salvo que las circunstancias debidas al abandono del cuidado del manto del perro por parte del dueño así lo aconsejen. 







viernes, 24 de enero de 2014

Servicios poco profesionales

Con cierta frecuencia podemos ver paseando por la calle a personas con perros, generalmente de raza, quienes se supone por la apariencia del animal que han confiado a un profesional de la peluquería canina el arreglo y cuidado de sus compañeros caninos.

Estos perros presentan unos arreglos que demuestran una carencia absoluta de conocimientos sobre los principios básicos de la peluquería canina y hacen evidente la falta de interés de sus creadores por iniciarse correctamente en esta profesión.

Como trabajo de aficionado podemos considerar que son incorrectos en cuanto a planteamiento y ejecución ya que no son en absoluto reflejo de lo expresado en el estándar de la raza, donde se detallan entre otras las características morfológicas deseables en cada una, ni la técnica aplicada es la requerida puesto que son sometidos a rasurados excesivos mantos que debieran ser regenerados mediante el arrancado selectivo del pelo maduro o "viejo" o retocados a tijera para esculpir
determinadas formas o volúmenes que mejoren su apariencia general.

Como trabajo profesional estos arreglos resultan un fracaso que casi podría entrar en la categoría de estafa puesto que  quien desconoce las esencias de la profesión no se puede considerar profesional o experto y no debería cobrar quien realiza un trabajo deficiente en calidad cuando lo que ofrece es un servicio especializado, un servicio que debería buscar principalmente el bienestar del animal y mejorar su apariencia aplicando conceptos como el equilibrio, la simetría y la armonía en las formas. 

Todos los profesionales hemos tenido unos inicios y hemos realizado todo tipo de pifias pero podemos considerar que con la facilidad que se accede actualmente a la información y la abundancia de cursos, seminarios, talleres y todo tipo de eventos formativos a los que se puede asistir estas cosas no se deberían ver con tanta frecuencia y lo que es aun peor no deberían mostrarse en Internet como creaciones de las que sentirse satisfecho y que puedan servir de mal ejemplo a quienes se inician en esta actividad.



Para ser positiva la peluquería canina debe ofrecer servicios de calidad realizados por especialistas competentes y debidamente formados no solo en el manejo sino también en las diferentes técnicas y en la morfología canina aplicada en la peluquería canina.

martes, 14 de enero de 2014

El uso del bozal

Leo en publicaciones o anuncios de cursos de peluquería canina en positivo comentarios contrarios al uso del bozal y no entiendo las reticencias al uso de una herramienta que en ocasiones resulta imprescindible para la propia seguridad y que supone un eficaz elemento de inhibición del mordisco.

No pretendo generalizar el uso del bozal sino restringirlo a aquellos casos extremos en los que el perro, sea por el motivo que sea, pone en peligro la integridad física del peluquero. Está claro que nuestra intención ha de ser en todo momento el comunicar la calma, la confianza y el control de la situación que reduzcan el nivel de estrés y nos permitan desarrollar una sesión de peluquería satisfactoria para ambas partes pero hay casos en los que por causas ajenas como condicionamientos previos y bajo umbral de mordida existe una amenaza real de agresión.

Pienso que el uso del bozal en estos casos excepcionales, siempre bajo un control directo del peluquero para evitar auto lesiones en el intento de liberarse del mismo, supone una ayuda que permite al profesional centrarse en el trabajo sin la tensión que supone estar pendiente de una reacción agresiva e incluso para el perro esta inhibición del mordisco suele producir un efecto relajante.

Por supuesto el uso del bozal requiere:

Control directo
Todo el tiempo que el perro porte bozal debe estar bajo la observación directa de un profesional y en ningún caso se puede dejar a un animal desatendido mientras lleve un bozal.

Uso puntual
La colocación del bozal debe limitarse a los casos que supongan un peligro real para el peluquero y ha de ser este en función de su experiencia quien decida el momento de su uso.

Uso temporal
Se debe limitar el uso a los periodos de manipulación directa de las zonas que provocan una reacción agresiva como son a menudo las patas y otras zonas sensibles al contacto directo.

Uso razonable
En ningún caso debe imponerse por la fuerza el uso del bozal a un animal que debido a determinadas características como falta de socialización o resistencia a la manipulación muestre extremas reticencias a su colocación o le suponga un motivo de estres o sufrimiento añadido

Comodidad
Los bozales deben ser preferentemente de materiales que resulten cómodos, ligeros y no puedan generar roces o lesiones en una zona tan delicada como es el hocico y de apertura regulable, los bozales realizados con  nylon o neopreno serian una buena opción.

El bozal al igual que otras herramientas puede ser útil para la realización de determinadas tareas de peluquería canina pero el responsable de su correcto uso es siempre el profesional ya que es quien debe decidir según su propio criterio en base a su formación y experiencia la herramienta y el procedimiento adecuado de uso desde el respeto y la comprensión hacia el animal a su cuidado.